Abuso

Abuso de tu espacio,
este que me ha sido otorgado
sin medida ni censura.

Simplemente para saber
de una vez por todas
si me has arrancado el corazón,
de un sólo tajo
y sin contemplaciones.

Mientras mi calcarea estructura,
quisiera enredarse en tu cintura,
hasta recobrar el calor perdido.

Estás en algún lado
sobre el horizonte lejano,
sin saber que entre estas arenas,
aún me deleita el sabor de tu piel,
y el sonido melodioso de tus gemidos.

Aún contra todos los designios,
el volcán que encendiste
sigue lanzando fumarolas.

Ahora necesito que vuelvas,
de una vez por todas, sin mesura,
a calentar no sólo mi cama,
ni mi vientre, ni mi vida,
sino todo lo que habita en mi.

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Querida Fers:
Te dejo este texto, como regalillo de navidad...grax por darme un pedacito en tu bloguishe.
Que sigas disfrutando ampliamente del sol, el mar y la arena.
Saludines desérticos

Palomilla Apocatastásica

Estrategia

No diré que te amo
Si lo sabes creerás que es cierto
Mejor diré que todo es un sueño.

No diré que soy tuya,
Si lo sabes tendrás la seguridad que da la posesión
Mejor piensa que un día mi alma te tocara
Seré tuya en sueños.

No diré que mi vida se ilumina con la tuya,
Creerás que no hace falta luz entre los dos
Sólo que un farol para encender cada noche
Necesita nuestros besos.

No voy a decir palabra

No voy a contar sentimientos

Ni llenare mares con lágrimas

Por que eso ya esta hecho,

Sólo que no lo sabes

Ni deberás saberlo.
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¿No hay peor?

Vivo de un silencio mudo
cuajado de saliva incierta y sordomuda.

Nadie partirá cuando mi ausencia
(célebre trovadora de mis huidas)
proclame un leve triunfo de pestañas.

Vivo en silencio y grito cuando callo
porque nadie de mi te alejará
¿tienes idea de cuánto he lamentado
no saber si sos vos quien me persigue,
deseando nunca más ser alcanzado?

Nada peor encuentras hoy
¿por qué no buscas?
Siempre el silencio trae entre sus fauces
miras de un bocadillo lento y suculento,
miras de un mordida lenta a quemarropa.

No hay

No hay peor verdad que tu mentira
No hay peor jamás que tu tal vez
No hay peor perdón que el que no olvida
No hay peor rencor que el de tu piel

Que ya te vas, que no te has ido
Que no he entendido tu verdad
Que no hay lugar para el olvido
Que no hay espacio en tu ciudad

No hay peor usura que tu cuerpo
No hay peor azúcar que tu sal
No hay peor orgasmo que el fallido
No hay peor principio que el final

Que ya te vas, que no te has ido
Que no he entendido tu verdad
Que no hay lugar para el olvido
Que no hay espacio en tu ciudad

No hay peor recuerdo que olvidarte
No hay peor mentira que un quizás
No hay peor ausencia que añorarte
No hay peor promesa que un jamás

Que ya te vas, que ya te fuiste
Que has entendido mi verdad
Que no hay lugar para tu olvido
Que no hay regreso en mi ciudad

No hay peor ayer que el de mañana
No hay peor herida que tu voz
No hay peor endoso que tu cama
No hay peor destierro que tu adiós

El pan

-Yo miró la noche, -señalo Andrew en medio de una luz discreta al beber café. Su aire de chico malo hacía evidente ser más instantáneo que el Nescafé-.
A mí me gusta jugar: salir y mirar, perderme entre las mascaras que hacen vernos iguales a los demás. Confieso que se dejar con ganas, se ponerme peligrosa con una escuálida charla. Es sencillo: no espero promesas ni necesita creerme, solo busco… quizás ser una sombra anónima, tener la misma mascara, soportar la soledad…
- ¿Estas cansado?, -le pregunté con fingido interés al sentarme a su lado.
- ¿Te lo parece? -Mascullo con cierto coqueteo mientras deslizaba su dedo por mi entrecejo para después dar un trago brusco y abundante a su café.
Con malicia y mirándolo a los ojos, conteste riendo: -¿La euforia es comestible?
Él, tomándolo como un reto, se acerco para preguntarme al oído: -¿Quieres saber?
Pero anticipándome a la temperatura. Me le aleje para entristecerme por Toshio, quién supuse: Estaba muerto. Andrew decepcionado se puso de pie con torpeza para regresar a su tarea de hacer pan; cuando cruzaba el quicio de la puerta, le ordene.
-Apaga la luz
Y él, me tomo de la mano para mostrarme cual generoso podía ser en su cocina. Me jaló hacia él para recargar mi espalda sobre su pecho y balbuceó: -¿Quieres sentir la habilidad de mis dedos… al moldear el pan?
El roce inesperado de su chaqueta y la arrogancia de su voz áspera, hicieron que mi boca seca deseara humedecerse en sus labios tiernos. Él jugueteó con mis botones para sugerir que todo era cosa de ser firme, de saber resbalar.
–Debes estrujar la masa.
Lo miré tan de cerca y la comisura de mis labios se ahogo en su veneno, en la tibieza de un beso que sin invadir por completo era el señuelo embriagador de su olor, de su cuerpo. Sentí su aliento resoplar en la parte más débil: yo. Sus manos posadas sobre mi abdomen delataron la ansiedad al ir subiendo. Titubee en un terreno que no me era ajeno pero lo deje continuar. Sus manos se mostraron afanosas, al igual que sus dedos, uno a uno caminó sobre mi cuerpo y al llegar el punto de mí hervir rabioso, con avaricia colocó mi mano sobre su orgullo, cuyo volumen evidenció el entusiasmo por el declive de su lengua en mis senos. Enhiesto deseó mostrarme toda la fuerza que tenía dentro. Pero acorralada contra él, escuchamos ruidos no lejos. Él sin prisa pero con cierta voracidad me apretó para tratar de tumbar el ardor dentro. Con el cabello desaliñado, escuchamos voces de nuevo.
Nos alejamos.
Celia y Berta nos hacían compañía.

Una taza de café

-Sólo un café- fue la orden de servicio a la mesera, el hecho de ser dos comensales sentados a la mesa podía ser extraño, en realidad ella quería repetir el ritual que ambos acostumbraban durante sus charlas: tomar de la misma taza.

Ella recorría la orilla de la taza de café con el dedo índice, repasando la historia cíclica que la llevaba siempre al mismo punto de incertidumbre y dolor.

De vez en cuando detenía el acto para ver tras la ventana con la posibilidad de ver algo más que el abismo de dudas en el cual estaba sentada. Tal vez escapar de la crueldad inherente al amor.

Volvió a la taza humeante sólo para después dirigir su mirada a los ojos de él escudriñando una vez más, buscando otra vez…

-¿Por qué yo no?

La ventana para él fue el escape al taladro de las miradas de ella, veía sin ver, las pausas se convertían en la antesala de palabras que herían. No existe compasión para lo que esta hecho; así que continúo…

-Tú lo tienes todo: un departamento, un trabajo bien pagado, una carrera que te gusta, eres independiente, no te mantienen, eres libre.

Ella sintió que las lágrimas se desbordaban en sus ojos, empujaban desde su garganta, las ideas se convertían en cuchillos cortando su lengua…

-¿Y eso es malo?

Él busco entre todas sus ideas, en lo poco que tenia, en la crueldad que disfrutaba, lo mencionaba a veces como broma otras en serio –las mujeres no me importan- No era la primera vez que la tenía como ahora, derrotada, en llanto, sin verla a los ojos…

-Ella no es como tú, no ha terminado la universidad, no tiene trabajo, la mantienen sus hermanos, su esposo la abandono por mi culpa, ya no le da dinero y su padre esta muriendo de cáncer.

Del otro lado en un estallido se desencajo, sus ojos dejaron la contención, lo buscó con ahínco, con un interrogatorio de odio…

-Entonces ¿necesito que mi padre este muriendo de cáncer para que me quieras?, necesito que me mantengan y dejar de ser quien soy para que me ames y me elijas. ¿La culpa la tiene mi padre por no tener cáncer?

Él tenía explicaciones, todas fuera de lugar, lo acorralaba como otras veces ante ese látigo irónico, recalcitrante. Lo que alguna vez le gusto y le divertía se convirtió en lo que más odiaba.
Retenía la frase, pero su enfado se abrió paso tratando de herir una vez más…

-¡Tú no te sabes someter!

-¿quieres una esclava o una compañera?

-¡no me entiendes!

-¡Afortunadamente para mí, sí te entiendo!

Las lágrimas siguieron el cauce de la ira a la calma, sí a él se le habían terminado los dardos, ella aún tenía algunos y quiso utilizarlos.

-¡No voy a dejar de ser yo, para que te quedes a mi lado!, siento mucho no ser una mujer en desgracia para que me salves y como moneda de cambio me someta a ti, para decirte: “yo que te he dado todo” y te lo cobre por el resto de tu vida.

Sabes, pensándolo bien… ¡Gracias por no elegirme!

El aire la levanto secando sus ojos, su cuerpo se transformo en una intempestiva ráfaga que tiró el café sobre el mantel blanco dejando una mancha enorme como huella de su paso.

-Adiós y ¡paga aunque sea por esta vez!

El ansia de huir la sacó de la cafetería a ninguna parte, la cabeza le daba vueltas, sus ojos deseaban buscar la salida, abrió la puerta del lugar, volteo a los dos lados de la calle, al azar eligió y apresuro sus pasos.

En cada zancada sus pulmones se llenaron de un aire distinto, más etéreo, más dulce, aspiro por la nariz, dejó que sus pulmones se hincharan de libertad, sus alas se libraron del peso, podía volar, con cada aleteo decía:

-No voy a dejar de ser quien soy, no voy a dejar de ser quien soy…

El retrato de la vírgen

-Hola paisano- Le dice un soldado a otro mientras caminan hacia la base. No hay nadie más cerca y él no sabe de dónde diablos salió ese impertinente. El soldado saludado está cansado, harto de aquel lugar y sin ánimo de ser amable, así que apenas responde.

-Escuché que regresas a casa pronto, paisita- insiste el primer soldado y toca el hombro cansado de su compañero. Él le clava una mirada cargada de rencor, como si aquel hombre fuera responsable de que él estuviera en medio de una guerra ajena y absurda.

-¿Tengo cara de que voy de vuelta a casa grandísimo pendejo?- Contestó al fin el soldado malencarado y empujó a su compañero.

-No te calientes sartén- dijo el otro –Yo sólo escuché eso y, como sé que eres de un pueblo muy cercano al de mi madre, quise pedirte que me hicieras un favor

-¡Para favores estoy yo!

-De cualquier forma, yo no tengo para cuando regresar, así que si a ti te mandan a casa, date una vuelta por Tuxcacuesco y busca a Matilde Buendía, mi madre, dile que le dejé guardado un dinerito bajo el forro del cuadro de la virgen, que lo saque de allí si tiene un apuro. Hazme ese favor, mira, no puedo llamarle porque allá no hay teléfono, ni escribirle porque ella no sabe leer y podrían engañarla. Ayúdame paisita, si vas para allá ayúdame.

El soldado estaba muy enojado, así que se burló de su paisano –Claro idiota, créeme que lo primero que haré cuando pise mi tierra será correr de recadero a tu pueblo rascuache-

Siguieron marchando en silencio, hasta que de pronto el soldado malhumorado vio que el otro se acercaba a él corriendo como jugador de fútbol americano con la intención de derribarlo, luego sintió un golpe en el vientre y salió volando. Inmediatamente después se escuchó una explosión.

Cuando despertó, el soldado se enteró de que había perdido parte del brazo izquierdo. Una mina estalló cuando le pasaron encima. Nada se sabía del soldado que lo había salvado de morir. Una semana más tarde estaba en un avión de regreso a su casa, pero no podía pensar en otra cosa que el cuadro de una virgen y la súplica de un héroe.

Lo primero que hizo al pisar tierra fue pedirle a un taxi que lo llevara a Tuxcacuesco. Era un pueblo pequeño, así que le fue muy fácil dar con Matilde Buendía. Una mujer pequeña, con mucha tristeza acumulada y la fuerza para aceptarla como aquello de lo que está hecha la vida.

El soldado le contó su historia con calma, tratando de enfatizar el heroísmo de su hijo y de suavizar las condiciones de su muerte. Después, le pidió que rescatara el dinero escondido en aquel cuadro de la virgen. La mujer, con lágrimas en los ojos, abrió con un cuchillo el enorme cuadro.

Dentro, además de una modesta cantidad de billetes, estaban las escrituras que acreditan a la anciana como dueña de seis hectáreas de terreno fértil que hacia poco le habían sido arrebatadas por sus hermanas.

Matilde sonrió, volteó a ver al soldado y con los ojos inundados le dijo: -Manuel, mi hijo, murió hace dos años en esa maldita guerra- El soldado sintió que le robaban el piso.

Tentación de Seda

El antifaz le cubría completamente el rostro, su cabello ondulaba en la espalda casi desnuda, mínimamente cubierta con delgados listones. Su fino traje de seda invitaba a aquella mano a sentir una vez más, cada centímetro no solo de la tela, sino de la piel que ésta cubría, ajustándose perfectamente. Así que intercambiando miradas discretas recorrieron en silencio un pasillo adentrándose en la oscuridad del jardín, a pesar del bullicio que brotaba por el ventanal.

La luna llena el en firmamento dejaba entre ver cubierta por la hiedra, una pequeña puerta que conducía a una habitación sencilla, la única iluminación era una vela casi extinta que perfumaba la habitación con olor a vainilla, mezclado con azahar y rosas que se filtraba por la pared.

Un soplo de aliento tibio apagó la vela y ella solo sintió la yema de un delgado dedo sobre sus labios húmedos como sello de silencio, luego deslizándose desde su antifaz haciéndolo descender lentamente hasta levantar el dobladillo rematado en encaje.

Temblaba. Su vestido pesaba demasiado, quería liberarse cuanto antes, pero de nuevo sintió aquella mano delgada acariciando su empeine y cubrió con la amplia falda de seda la intromisión sin el menor dejo de culpabilidad, sus mejillas ahora sonrosadas ardían en su rostro, mientras la respiración entrecortada era el resultado de la minuciosa auscultación de la que era objeto.

Bajo su falda, sentía el calor emanado que la hacía vibrar, su vientre se había transformado en un volcán que fue despertando gracias a la maestría con que su ávida compañera, de ojos almendra y mirada lasciva se adentraba en sus más recónditos nichos de placer.

Haikú a Cuatro Ideas

I
Bruja erótica
cubierta de lujuria
hechizos breves

II
Ojos oscuros
Piel de canela y bronce
Fino deseo

III
Caracol de mar
Sirena mutilada
Secreto a voces

IV
Manzano y risa
Comedias infantiles
Duendes y Hadas

Ejercicio 5

Hacer una historia con dos personajes, una situación y un objeto, por ejemplo:

1.- Un hijo, un padre, un pañuelo y un secreto.
2.- Un matrimonio un condón y un aborto.
3.- Dos hermanos, una lámpara y un robo.

Sin mínimo de caracteres y un máximo de 3000, sin contar espacios. Narrativa.

Fecha límite 30 de Abril.

Hola a TODOS

¿Qué les parece si seguimos con la diversión?

Este espacio es de todos, sólo que Fernanda nos presta su casa, así que propongo el siguiente ejercicio a trabajar.

TENGO VARIAS PROPUESTAS, USTEDES PUEDEN OPINAR CUAL LES GUSTA MÀS O PROPONER OTRO.

Opción A

Hacer una historia con dos personajes, una situación y un objeto, por ejemplo:

1.- Un hijo, un padre, un pañuelo y un secreto.
2.- Un matrimonio un condón y un aborto.
3.- Dos hermanos, una lámpara y un robo.

Opción B

Hacer un cuento colectivo sólo con la gente del taller es decir un participante lo inicia y sigue cada uno con su aportación, así consecutivamente, el último en escribir su aportación tendrá que darle un final.

El cuento colectivo deberá tener lo siguiente:

1.- Sólo los participantes del taller escriben (de lo contrario se hace un relajo) pero todos pueden opinar.
2.- El primer post determina cuantos personajes son los que interactúan en el cuento.
3.- No se pueden crear personajes adicionales, pero si situaciones.
4.- La historia debe ser congruente en la continuidad.
5.- Y la extensión de los post, ¡no tengo idea! ¿Cuántos Fer?

Opción C

Hacer un haiku.

Ahí si tienen que investigar que es un haiku.

¿Qué les parecen mis propuestas?

Besos y saludos

¿Sabes Nadar?

-¿Y esto que es?-

-La prueba señor que me pidió-

-Una foto imbécil, ¿por quien me tomas? ¿Y como carajos sé quien chingados es? ¿Tu crees que con verle los pies se quien es?-


-Pensé que el señor los reconocería-


-Yo no te pago para que pienses, te pago para que obedezcas mis órdenes. Mira Topo Gigio, voy hacer como que esta conversación nunca la tuvimos, vas a salir por esa puerta y cuando regreses a verme, vienes con una prueba. ¿De donde la vas a sacar? Ese es tu pinche problema.-

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El automóvil se detuvo al filo de la carretera, el día iluminado por el sol de marzo y el río repuesto de los vacacionistas. No había una sola alma en los alrededores. Él descendió y camino hacia la cajuela, la abrió. El sol la cegó solo pudo distinguir la silueta que sostenía con una mano la cajuela.


-No te asustes ¿sabes nadar?-


Aturdida por el tiempo que llevaba encerrada además del susto, lloriqueo intentando responder, pero la cinta adhesiva con la que le cubrió los labios se lo impedía, así que respondió asentando la cabeza varias veces.

La ayudo a salir de la cajuela, el vestido se había arrugado y manchado de aceite, en el forcejeo nadie se percato que se rompió uno de los tacones, no fue sino hasta que le pidió seguirlo a la orilla del río y ella batallo en caminar sobre las filosas piedras.

Así que la tomo entre sus brazos, era mucho más alta que el pero aun así podía sostenerla, era la primera vez que la tenía tan cerca, que podía oler su aroma, rozar su piel, sentir el calor de su cuerpo tembloroso.

Se encaminaron hacia el río en silencio, no había mucho que decir, ella hundió su rostro en su cuello y lloraba quedamente, él sintió la humedad de sus lagrimas así como el resoplido quejoso, se detuvo unos minutos abrió un poco las piernas y con fuerza acomodo el cuerpo entre sus brazos y siguió su camino.

Llegaron a la delta del río y allí la coloco sobre una piedra, le retiro la cinta de los labios, y le fue desabrochando las sandalias, ella lloriqueaba quedamente.

Tomo el pie derecho lo acaricio con sus manos regordetas y pequeñas, acaricio el talón y el empeine, con la mano derecha recorrió los dedos y las uñas, con la yema de los dedos acaricio el arco del pie y ella respondió inmediatamente.

Un escalofrío mezcla de terror y placer recorrió su columna vertebral y le entrecorto la respiración.

Sin mirarla siquiera pero completamente absorto en los pies tomo el pie izquierdo y lo acaricio de igual forma. Con las manos hacia atrás ella se sostuvo de la piedra y dejo caer la cabeza mientras tensaba las piernas y cerraba los ojos.

Se acerco aun mas a los pies, siempre pensó que la muerte olía bien, pero en ella el olor era perturbador, imagino que podría vivir sometido a esa fragancia de por vida, un calor recorrió sus ingles de arriba abajo y le provoco una erección, entonces sin pensarlo mucho se bajo el pantalón así como los calzoncillos y abrió las piernas dejando al descubierto su sexo, con las dos manos atrajo los pies tensos y morados del vientecillo helado y froto con la planta de los pies su pene dolorosamente erecto.

El frenético ir y venir dejaba en el una descarga eléctrica de doloroso placer, cerro los ojos y puso mas presión, ella arqueo los pies de manera perfecta como si trajera las puntas de ballet que uso desde niña.

Lo fue llevando poco a poco y sin el darse cuenta soltó los pies y se sostuvo con las dos manos abiertas sobre la alfombra de piedras de río.

Ella abrió los ojos, coloco las manos sobre la cintura y en perfecta posición con la espalda recta, fue moviendo las piernas, las rodillas y los pies, arriba, abajo, arriba, abajo.

Al llegar casi al final presiono el pene erecto con los talones un par de veces hasta que el grito y se dejo caer de espaldas con los ojos cerrados y el aliento entre cortado. Ella se miro los pies cubiertos del tibio semen y los contemplo en silencio. Hacia frío y sus pies iban tomando un tono marmoleado doloroso.

Por fin se fue recuperando abrió los ojos lentamente solo para encontrarla sentada frente a el. Se subió los calzoncillos y el pantalón, tomo las zapatillas y le tendió la mano derecha. Y caminaron a la orilla del río.

-¿Sabes nadar?-

-Si-

-Bueno, quiero que flotes ¿me entendiste? Le voy a tomar una foto a tus pies, con el frío tomaron color de muerte, no los vayas meter al agua, sostenlos fuera mientras te tomo la foto-

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-Comandante el cabrón de la bodega era el Topo Gigio, lo encontramos encuerado y amarrado a una silla todo madreado con unas puntas de ballet amarradas a los huevos y el pito, dentro de la boca le pusieron la foto de unos pies.
De seguro es un mensaje Comandante pero nadie sabe que chingados significa…-


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-¿Dime que sabes nadar? Tienes que llegar solita al otro extremo del río. Ahí quiero que me esperes, yo iré a buscarte en dos días, te juro por está que estoy allí en dos días…-

Un dìa feliz

La camisa azul le quedaba perfecta, combinaba con la corbata azul rey, resaltaba su tez blanca y sus ojos cafés de un claro soñador como él los llamaba. El traje adecuado y la sonrisa lo hacía un hombre satisfecho. La felicidad era por el recuerdo y la experiencia del día anterior, la entrevista en la que su jefe lo reconoció como un hombre claro en sus ideas, además de tener todos los atributos para ser el nuevo jefe.

Avanzó la mañana, a las 12:30 el consejo entro a junta, estaba feliz pero los nervios lo traicionaban, los ojos de sus compañeros buscaban los suyos, unos con envidia, otros con aprobación y algunos con el deseo de saberse sus amigos. No tolero tal presión sobre él, así que se dirigió al baño para deshacerse del escrutinio, pero además para sacar el miedo al orinar.

Ya adentro se miró al espejo, fue al mingitorio en un movimiento único bajo los pantalones, la ropa interior sólo la hizo a un lado dejando que su miembro saltara apresurado, el chorro sobre el mármol blanco y el aliento de alivio se escucho en el sanitario. Observaba las gotas finales cuando un portazo a su espalda lo asustó, acomodo su ropa y salió de inmediato.

-¿Usas bragas?- Un súbito golpe lo acorralo ante la pregunta, quería buscar las palabras, pero le eran arrebatadas por la furia que lanzaba su jefe.

Te defendí ante el consejo como el mejor elemento para remplazarme, con todos los conocimientos y capacidades. Ahora con esto, ¡Ya todos lo saben! Hasta hacen bromas de ti, ¡Mira! ¡Mira! -Señalaba el hombre la computadora en el escritorio- Están enviando mails y mensajes de tus ridiculeces, te llaman “El braguitas González”, ¿quien te va a respetar así? ¡Nadie!, ¡Nadie! No serás su jefe, serás el hazmerreír de todos.

Con el ánimo de ser sincero buscando un poco de razón habló pausado y temeroso -sólo quería darme suerte el día de hoy, pero no me las pongo siempre, nada más en casa-

El hombre estaba rojo, salpicando saliva frente a él ¡Pervertido!, ¡sólo en casa!, ¿crees que les importa si las usas en el baño o en un desfile? Lo que les importa es que puedes ser su jefe y te deben de respetar, pero hoy has perdido eso y más, sólo espero que los del consejo no me pidan tu renuncia, - el aviso se tiño de amenaza- Pero esta vez no te voy a defender.

Un par de horas más tarde después de tatuarse las miradas de burla, de morbo y los cuchicheos en su espalda caminaba sin rumbo, la corbata la tenia enredada en la mano, la camisa desabotonada con el rastro del desconcierto a su paso. El sol en el ocaso lanzó el último rayo a su cara, lo regreso a su realidad, estaba frente al lago que acudía para meditar soñar o tan sólo darle un poco de paz a su vida.

Sentado en la orilla del lago observo sus pies con el barniz de uñas que un día antes uso y una sonrisa acompaño sus palabras que salieron despacio con humor: “El braguitas González”.

Piedras de río...

Cuando desperté sólo tenía conciencia del silencio. Inspiré. No sabía que estaba desnuda ni sentía lo frío del agua calándome el cuerpo. Mi mirada se fundió con la luz del bosque. Quise llorar pero no supe cómo ni porqué. Exhalé. El humo blanco vació mis pulmones. Por instantes, la habitación volvió a dibujarse. Vi mi cama, las pipas, las luces, las sombras. El aleph. Después la piedra volvió a llevarme al río y a ver mis pies flotando en medio de nada. Sin sentir, sin pensar, sin saber, sin comer ni dormir. Ya no sé si han sido días, semanas o meses. No sé siquiera si sigo viva. Anda, no seas pesado, déjame otro ratito…

Una fumadita más y ya.

Flotadores.

Asi como lo ves lo encontramos.
Llegamos temprano a Chapultepec, recién amanecía y fuimos los primeros en llegar al lago. Rentamos el bote y remamos rumbo a la casa de veraneo del General.
El día estaba frío y una ligera capa de neblina lo cubría todo. A mitad del lago, nadie pudo ver cómo nos despojamos de nuestras ropas y cogimos. Porque digo, el amor no hicimos. Nadie podría hacer el amor con la prisa que nosotros teníamos. Nos cogimos, simplemente.
Yo te tomaba de las nalgas mientras tu mano derecha jugaba con el agua. Haz como que nadie te la mete, te dije jadeando. ¿Perdón?, me respondiste. Nadie me la mete. Y reíste mientras yo me venía en tu vagina, sin mucho chiste ni candor. Aguanté unos minutos así, con mi pene aun dentro y tu como que despertaste. La erección seguía allí y decidiste aprovecharla.
Apoyando ambas manos en la proa del botecito, empezaste a mover tus caderas con violencia hacia mi. Yo sentí la fuerza de tu pelvis en mi cadera y ya cansado de mi propio orgasmo me tuve que sostener del riel para no caerme. Para, para, para... grité varias y tu sonriente me seguías empujando, sonriendo. Ándele cabrón, me dijiste. ¿No que me querías coger? Pues coge.
Y no desististe hasta no obtener tu orgasmo y yo, con las piernas entumidas, me tumbé en la proa sobre mi costado.
Con el pene escurriendo tu lubricidad, tomé mi camiseta para cubrirme del viento y fue cuando escuché tus gritos. Pero si ya no te estoy cogiendo, mamita, dije sonriendo.
Alcé la mirada y allí flotaba el cuerpo de un hombre joven. Carajo, pensé, tanto pinche escándalo por Gael García y sus uñitas pintadas.
Remé a la orilla y llamamos a la policía. Pinche ciudad. Estas noticias nunca salen en Reforma.

El lago del olvido

El Pequeño bosque de abetos bordeaba un largo trecho del lago, el clima había cedido y breves brotes de pasto levantaban sus prematuros verdores. El sonido del agua susurraba melodías seductoras.

Desde la ventana de la cabaña próxima un rostro de mirada triste se asomaba tratando de romper el horizonte. Sin siquiera percatarse del cielo despejado y el sol que la besaba con sus cálidos rayos.

En un arrebato de ira se colocó la mochila al hombro y salió tratando de contenerse. Cruzó rápidamente entre los altos troncos y fue a sentarse al borde del lago, en el lugar exacto donde se deciden las cosas importantes.

Como autómata colocó la mochila en el suelo y comenzó a desabrocharse los botones de la blusa mientras las lágrimas incontenibles se mezclaban con las gotas de sudor. Desanudó sus botas, quitó su sostén, sus pantalones de mezclilla, sus pantaletas y colocó todo en el suelo, perfectamente doblado.

Así desnuda frente al lago, comenzó a ver sus manos, se acercó al agua para ver el reflejo. No era bella, su cabello castaño y largo enmarcaba un rostro ovalado, unos ojos castaños denotaban una tristeza casi imperceptible, trató de sonreír pero solo logró dibujar una mueca.

Se acercó un poco más, hasta tomar conciencia de que las piedras filosas calaban en sus pies, pero siguió adelante mientras el nivel del agua comenzaba a lamerle los tobillos, luego las pantorrillas, los muslos, la cintura. Su piel apiñonada se erizó por el frío contacto del líquido que la asía fuertemente.

Siguió avanzando hasta que le fue imposible mantener los pies sobre el suelo pedregoso. Comenzó a dar algunas brazadas torpes, sus lágrimas se habían disuelto en el agua y su cuerpo dejó de sentir el calor. No podía darse el lujo de pensar ni un minuto más, solo quería dejarse llevar hasta donde fuera posible. En un último intento conciente comenzó a flotar boca arriba.

Su cuerpo siguió el vaivén que el oleaje le marcaba, así dejó de sentir su cuerpo, dejó de pensar, dejó ser quien era…

Ejercicio 4

Ejercicio 4

Hacer una descripción apartir de esta imágen.

Sin minímo de caracteres, máximo 2000 sin contar los benditos espacios

Narrativa. En prosa.

Fecha límite: Marzo 29

Bien librado

Queridos amigos.

Pues al parecer salió también muy bien librado el ejercicio tres. Creo que esto está funcionando a las mil maravillas.

Yo tengo que disculparme por desaparecerme tanto, sigo sin reponer mi compu y eso me tiene de damnificada, albergada en cibers. Ni modo.

Igual ya es momento de invitar al ejercicio 4. Sobre la mesa está el chimalesco y cazaletresco ejercivio propuesto por 4L. Un texto a partrir de una imágen.

Se reciben propuestas.

Besos
La ciber errante.

Sombras

Una imagen en óleo, encierra destellos de colores pálidos, robando el garbo de la sombra efímera que cubre a su vez un puñado de naturaleza muerta. El medio rostro de una chica transparente se aprecia al centro, su mirada no encierra inocencia y de lo contrario denota una rabia joven que contrasta con un gesto de compasión. Cabello obscuro que se pierde entre su propia sombra, cómo buscando la unión de algún sentido que logre fustigar cualquier idilio.
No hay más claridad, todo parte del artero de alguna mala idea; la naturaleza envuelta en ocaso verista afirma que sólo hay espacio para el polvo.

Qué misterios tiene la vida


En una mañana lluviosa, muy similar a esta, apareció en mi puerta un paquete envuelto en papel café con leche. Grueso y rugoso.
Firmé el documento del mensajero. Entré a casa. Le di un sorbo al café, frío. Me acomodé en el sillón y abrí el paquete.
Allí estaba yo, sobre un lienzo de 10 x 9.73 cm, con el cabello despeinado, como si acabase de despertar.
De perfil, y con una mano en la quijada, mi barba de días sobresale entre mis dedos. A la derecha una ventana y el cielo azul. La mirada perdida, a la calle. Sin punto fijo, sin horizonte. Pensativo.
Me vi en ese retrato, sorprendido del detalle con que el artista capturó mi barba, mis lentes. El tono de mi piel. El color de mi cabello. Todo era perfecto.
Noté, incluso, que la pintura me mostraba con la misma camiseta de dormir. Sólo que, a motivo de no sé qué, la bati señal en mi pecho estaba en blanco. El artista, pensé, no era fan de Batman.
Puse el cuadro junto a la ventana y me senté junto a él. Giré el rostro 45 grados y, con la mano en la barbilla, pensativo, perdido, lo observé por horas, hasta hacer desaparecer el bati logo, de mi propia camiseta.

Surrealismo

Óleo sobre piel
250 x 130 cm
Año 2008
Museo del Inconsciente

En una ausencia de luz como marco ella se muestra desnuda, dedos que pintan líneas en la piel blanca y rosada, un volcán crece en su centro, se derrite en lava roja ardiente por sus piernas, su mirada guía, lleva a los hombres a seguirla, en su corazón una daga que sostiene en una mano; se esconde.

El sentimiento de culpa le hizo una herida que sangra cada luna, ella se dibuja en colores, los ocres le piden mesura, los azules ternura, el rosa paciencia, el verde someterse y cerrarse a la lujuria.

Extiendo mi brazo, una pluma vibra en la palma de mi mano, ¡esta viva!, hojas de papel caen en desorden, piden ojos, risas y lágrimas.

De los tobillos a la cabellera rizada negra se abraza a mi cuerpo una serpiente: femenina, sentimental, sexual, enigmática, independiente, loca, indecente, siniestra, retadora, sucia, autosuficiente, deseante, fatídica, perversa, indómita, impetuosa, celosa, rebelde, abismal, seductora, cruel, coqueta, cínica, mujer.

En las sombras en tenues relieves brujas y demonios me acompañan.

La mano de un ángel busca salvarme, pero mis manos no sueltan la daga y la pluma.

Beatriz o la Locura de la Pasión

Beatriz o la Locura de la Pasión
2008
Autor: Anónimo
Lienzo de lino
1.25 cm. x 85 cm.
Óleo
Colección: Museo Soumaya
Curador: Héctor Palhares Meza



Descripción:

Con delicadeza el autor anónimo retrató a una mujer de mediana edad quien luce un discreto vestido de organza en tonos azul cobalto, y juego de aretes y collar aderezados con brillantes. Su rostro y contemplación dócil difieren al ideal femenino de la época.
Incide en el contenido emocional y simbólico del retrato, en la cual el personaje atrae la atención del espectador con cierto aire romántico en contradicción con una mirada precoz.

La intención del autor pareciera ser la de mostrarnos a dos personajes representados en una sola mujer, pues de la cintura para abajo nos la muestra de piernas abiertas con la falda del vestido recogida dejando al descubierto su sexo.
Con la mano derecha sostiene una pluma fuente y con la izquierda toca ligeramente su pubis.

En la misma escena se puede apreciar varias hojas de papel escritas, así como poemas dispersos de manera descuidada en el piso. El autor nos hace ver intencionalmente la fecha en una de las hojas donde se lee Enero 28 de 2005

Año en el que según algunos biógrafos Beatriz Ledezma Mariñez perdiera la razón en aras de un gran amor.

Otros elementos que pueden ser apreciados en la escena es un broche miniatura en plata que lleva en el lado izquierdo del vestido con un retrato de Ari, su perro dálmata quien muriera también en el año de 2005.
Del lado izquierdo del retrato sobre una mesa dos marcos en plata con las fotografías de Dunia y Maya respectivamente. Así mismo podemos advertir la presencia de dos bayas de cacao en tonos ocres, las cuales representan la tercera pasión de Beatriz.

Finalmente, el autor agrego una leyenda en tinta roja en la esquina derecha de la obra que se lee.

Beatriz, la dueña de mi Todo, el cobalto de mis ojos, el origen de la locura, el refugio de mi pasión.

En este caso aparece una inscripción en el reverso de la pintura que dice: Alabado séa el Smo. Sacramento del Altar y la Cruz de la Perseverancia en los cielos y en la tierra y en todo lugar.

Ella

Si midiera diez centímetros más estaría en su peso ideal, asunto que en apariencia le importa muy poco pero que en realidad es un duro golpe a su vanidad y evidencia clara de su incontrolable gusto por el pan de dulce.
Tomar un curso de Gestalt la convirtió al mismo tiempo en una mujer más humana y exigente. A sus veintinueve años se volvió selectiva, evitando las pláticas superficiales. ¿Para qué pisar hojas secas si debajo hay tierra firme? Centrada en el momento, vive el aquí y el ahora, entregada apasionadamente a cada situación que se le presenta.
Sabe usar la primera persona del singular en cada una de sus afirmaciones pues no sabe abrir la boca nada más porque sí. Se compromete con cada una de las palabras que pronuncia. Lo malo es que espera que todos los demás actúen de igual manera lo cual le ha ocasionado grandes decepciones.
Intensa, ese es el vocablo que la describe. Agresiva y egoísta, le han dicho en algunas ocasiones. Con ella no hay términos medios, ni grises ni quizás. Se es o no se es y nada más. Por eso, sus lazos son definitivos. Sus enojos duran un momento y sus afectos son para siempre.
Incapaz de sentir celos, reverencia la lealtad aunque no comprende por completo el concepto de fidelidad. En cuestiones íntimas es muy cuidadosa de la higiene. Mejor no me preguntes, que no sabré decirte mentiras, es uno de sus lemas.
Su piel contrasta dramáticamente con los colores vivos que acostumbra usar como vestimenta. Cuando sonríe, parece que en ella ha reencarnado la belleza. Su mirada camaleónica lo mismo expresa amor que una crueldad despiadada. Responsable, confiable, muy buena amiga pero no siempre buena pareja. Sin embargo, cuando se entrega no guarda reservas.
Posee un gran dominio de la escala tonal de sus emociones, pasando de las lágrimas sufrientes a la sonrisa estridente con suprema honestidad. Y a pesar de todo hay dos cosas con las que no acostumbra jugar: las lágrimas y las mujeres.
Para vivirla, hay que aprender a sortear sus constantes y marcados cambios de humor debidos a su intensidad y apasionamiento. Propensa al drama aunque al final sepa encontrar soluciones prácticas. Generosa en muchas de sus pertenencias, nunca prestará sus libros ni se deshará de sus plumas fuente.
Disfruta el primer café de la mañana como si fuera el último que tomará en su vida. Colecciona mascadas y no importa cuántas tenga, siempre se comprará alguna otra sólo por el placer de sentir seda nueva en su cuello.
Es incapaz de salir de una librería sin adquirir nada excepto cuando no tiene pues no sabe administrarse. Suele reírse con franqueza y sobre todo si se trata de ella. Entonces se ríe de sí misma con la carcajada completa.

Antes de Magdalena

Oleo sobre tela. 2003. 90 x 70 cm.

Primer plano: Una mujer sentada de espaldas sobre un cubo blanco. Dorso desnudo, la columna firme y la cabellera rubia por debajo de los hombros. Figura esbelta, brazos fuertes, femeninos. Sobresalen las nalgas que se acentúan por la curvatura del cuerpo. Apenas se perciben rasgos del perfil.

Segundo plano: Un espejo en el que se refleja la mujer del primer plano. Está desnuda, pero sus piernas están cubiertas por un lienzo blanco. Su abdomen es firme, tiene un tatuaje extraño, sus senos no son pequeños ni grandes, sencillamente son jóvenes. Sostiene en las manos un papel. Quizá una carta. Pero no lo está viendo. Mira fijamente al espejo, en sus ojos verdosos se dibujan rasgos de tristeza, de miedo, de duda. Como preguntándole a la chica que se refleja si le entra o no al negocio que le propusieron. Al fin… Nomás será por un tiempo, pa’ salir del apuro.

Óleo Palomillezco

El óleo se desliza suavemente por el café del cabello, en onduladas y largas líneas que enmarcan un rostro marmóreo. Unos delgados e inexpresivos labios apenas esbozan una mueca. Las pinceladas se hacen mas gruesas a medida que bajan por un cuello rematando en un par de marcadas clavículas. Las venas muestran sus trazos azulosos y forman encrucijadas que no llevan a ninguna parte.

Un par de ojos almedrados observan fijamente el horizonte, han perdido su brillo y su ilusión. Los armazones de unas gafas tratan de cubrir esa tristeza añeja y velan secretos que quedan guardados en el olvido. Se sostienen por una larga nariz que conjuntamente con el resto de las facciones aparenta dureza.

No existe belleza alguna, tampoco armonía, gracia o algún tipo de gesto distintivo, simplemente esta ahí, con la expresión serena, impasible. Sólo un par de cabellos que caen sobre la frente directamente sobre unas cejas pobladas recuerdan un estilo añejo que le da un aire a los cuadros de Rembrant, pero sin esa oscuridad característica de este último.

Por el contrario el rostro se apoya en una mano de largos dedos, adornada únicamente con una pequeña argolla de plata en el meñique. La textura del acabado es gruesa, sin embargo las líneas fueron trazadas con pinceladas breves difuminadas hacia abajo hasta desaparecer del lienzo.

Pero todo eso es solo una ilusión elaborada por la intrincada mixtura de millones de puntos de colores puros, al golpear la retina con esa pequeña y elaborada técnica puntillista que marca el comienzo del modernismo.

Angélica Meza

Soy una morena de dientes perfectos y sonrisa angelical, con el desespero de no tener ceja y la afición de andar descalza: amo los talones desnudos. Visiblemente distraída, pues tengo tal colección de pensamientos que cuando se unen todos de golpe: lloro. Me gusta llorar y explotar todo lo que siento; mi rostro es el espejo. Estoy potencialmente loca y como deseo posar fuera del rebaño: cambio. Cambio los muebles de lugar, mi maquillaje, mi vestuario, mi cabello…; he sido rubia platinada, pelirroja, en negro azulado y alguna vez tuvo mechas rosas; lo he tenido corto, largo, chino, lacio... Hoy soy un niño tusado porque decidí exhibir mi cuello y lo corte yo misma una noche mirándome al espejo. Soy lampiña y odio los vellos, y aunque alguna vez sentí pena por tener un cuerpo, ahora disfruto sentirlo liso y acariciarlo. Quiero tener un tatuaje.Pensar que soy una promesa es el punto de fuga donde se quiebra la tristeza que me acompaña desde que era yo una niña. Verme a distancia me produce lo mismo alegría que miedo. No soy alta. Amo los chocolates en todas sus modalidades por lo que soy una gorda en rehabilitación. Odio las dietas. Soy tan nerviosa que nunca estoy quieta, a veces me intoxico de pastillas para dejar de ser una salvaje, pero enervada el escenario es reducido. Poseo el corazón abierto y los inventarios me desgastan. Tengo tantos lunares como ex novios: muchos; pero solo dos me gustan, el que tengo cerca de los labios y el de mi hombro derecho. Mi boca es pequeña y odio mi nariz, quizás algún día la cambie y me ponga más bubis, aunque tampoco soy plana; mera vanidad.

Ejercicio 3. Retrato.

Va pues el ejercicio, para que no nos coma el tiempo:

Hacer una descripción de nosotros mismos como si pintaramos un cuadro.

Sin mínimo caracteres, máximo 2,500. (sin contar espacios). Narrativa. En prosa.

Fecha límite: 24 de febrero.

Ejercicio tripas, corazón y buche

Bueno, ya pasamos el ejercicio dos con buenos resultados :D
Chido por eso.

Mas dado que las glorias del pasado no garantizan las victorias del futuro, sigamos caminando: ¿quién tiene alguna propuesta para el ejercicio tres?

tic tac tic tac
la luna brilla incapaz
tic tac tic tac
te quiero y te quiero enfadar
tic tac tic tac
tu silencio me deja olvidar
tic tac tic tac
esta distancia se vuelve salaz

Hazme compañia


Estrella

Inicia el rito, ese proceso interno con su imagen en el espejo, encontrar una piel apiñonada deseante cada noche., lo llena de alegría, ante el espejo es quien siempre deseo ser. En ese momento se le olvidan las dolorosas cirugías a la cuales debió someterse durante tantos años.

Ante el escenario de plumas, lentejuelas, tacones., aromas, forma un mundo geocentrico, en comunión con su cuerpo, ese cuerpo que le gritaba, que le exigía un mundo rosa, no el azul que le asignaron de pequeño. Las emociones contaban una historia distinta en su vida, creando para si este mundo, su mundo.

Después del baño caliente aromático fue ante el espejo, con lentitud empezó las caricias a la piel tersa que había quedado tras la depilación, sus manos surcaban curvas, texturas, formas, los turgentes senos lo convertían en una reina de la noche, despacio los acaricio con su mano izquierda, después la derecha, en círculos deslizaba poco a poco hasta lograr que una extraña urgencia erizara los pezones, estos requerían un trato especial , así que tomo abundante crema en ambas palmas, acaricio despacio, despacio, roces palpitantes que exigían fuerza, destreza, la piel que pide y no sabe de reservas, así que en un instante aprisionaba contra el pecho, sus manos, al nublarse la vista, quedo implosionado y una densa sabia lo despertó, una sonrisa leve encontró al abrir los ojos descubrir la marca de sus dientes en el labio inferior con una gota de sangre.

Las medias negras se extendían por sus piernas largas y torneadas, desde la punta de sus dedos iniciaba el camino hasta sus muslos, el punto justo para sujetar con el liguero.
Su laberinto siempre lo conduce al mismo espacio, la herida formada por un bisturí, como el hacha del destino, sin miembro, sin gónadas, una reconstrucción perfecta.

Esta noche tan especial, después de un mes, estaba preparada para el primer encuentro con su hombre, no tenia duda de su cuerpo, lo envidiaban hasta las mujeres más atractivas, inquieta buscó la confirmación, uno de sus dedos se incrusto en el espacio abierto como una yaga, el montículo recién formado estaba ahí, todo era perfecto, ella era perfecta, -la cirugía hace maravillas- pensó.

El vestido negro que se tatuaba al cuerpo delineaba su deliciosa figura, buscó su perfil, y con una de sus manos continuó delineando su trasero. Las zapatillas de tacón para encumbrar a su majestad, acomodo nuevamente el cabello largo, y paso al sello de la femineidad que va de cacería: el lápiz labial rojo cobrizo en unos labios que buscarían el sabor de la saliva.

Subió al taxi, mencionó las calles del restaurante, ráfagas de conciencia la acompañan en el viaje: jamás pidió una vida bifurcante, ni competencia con sus instintos femeninos y masculinos, se sabia mujer, el proceso desde pequeño fue lento, una infancia feliz, una adolescencia con manifestaciones claras en preferencias sexuales que adormiladamente permanecían en él, hasta los veinte años.

Un recuerdo provocó un suspiro, el suspiro un deseo y el deseo un nombre, que despacio musitò -Bruno- su maestro de literatura con el que compartió libros, cama, orgasmos, la búsqueda de su ser, una coherencia de vida con lo que sentía y era.

La tristeza que acompañaba la remembranza, se quemó en dos lágrimas que de inmediato limpio, el examen de VIH que se realizó después de la muerte de Bruno lo llevo a compartir con el médico que lo atendió su deseo de convertirse en mujer.

Le habló de psicólogos, cirujanos y especialistas en el cambio de sexo, pero el destino se iniciaba con hormonas que restrictivamente debía tomar, ese frasco la acompañaba a todas partes, como un amuleto.

Dinero, esfuerzo, tiempo, dolor fue el precio de la transformación total, murió todo aquello que lo hacia masculino, se cambio de ciudad, de identidad; fue así que nació Estrella.

Durante mucho tiempo nadie pudo reocupar el lugar de Bruno. Inmersa en su proceso se olvido del amor a otro; primero debía recuperar el amor para si misma.

Una noche en un bar conoció a Miguel, un pintor que se dejo arrasar por la mirada azul de ella. Entre charla, risas y coqueteo accedió a ser plasmada en papel en un dibujo a lápiz, con la timidez que lleva a la paciencia Miguel delineo su cara, cuello, pecho, pero llegó el hambre de verla desnuda.

Estrella tembló ante la petición, su nuevo cuerpo no se mostrado a extraños aún, sólo el espejo cómplice de sus manos conocía la historia. Se sabia mujer se sentía mujer, los temores como buitres volaban dentro de su cabeza.

¿Debía contarle todo? Lo amaba, no quería mentirle, pero tampoco quería perderlo.

No decir la verdad implicaba estar inmersa en un mundo de medias verdades, medias mentiras, sombras de culpa, explicaciones dolorosas.
El momento preciso para hablar nunca llegaba. Hoy es el día, para perder o ganar.

El taxista volteo a verle para ahuyentarle su dialogo interno. Estrella bajo del auto, entro al restaurante, lo buscó con la mirada y camino hacia él.

Miguel se levantó de la mesa para ayudarla a tomar asiento, beso su mano, acaricio su barbilla, le dijo lo hermosa que era, la mujer de su vida, deseaba casarse con ella, tener hijos, morir juntos.

Estrella bajo la cabeza, unas gotas de sal se diluyeron en el vino. Las palabras tropezaron con su angustia, pero salieron al fin: Soy Transexual.

Minutos más tarde, sola, Estrella bebía su vino con sal.

Carta

Madre:

Hace tantos años no sé de ti, que sólo me queda suponer tus días: Imagino que el tiempo tiñó restrictivamente de blanco tu cabello, que las arrugas se hicieron presentes con lentitud como figurando la sabiduría en tu rostro, y tu mirada, que adormiladamente miró mis pasos alejarse, esta ahora empañada por la tristeza como entibando mi recuerdo.
Ojala pudiera decirte que volveré, pero no es así, aunque lo mas blando de mi ser esté implosionado ante estas líneas sé que jamás voy a reocupar mi espacio contigo, tus costumbres están tan encerradas en un geocéntrico tumulto de ignorancia donde solo importan las terceras opiniones y no te permites pensar por ti misma; no quiero ser parte de una competencia tan desigual, prefiero que cada uno sea ganador en su esquina.
Tan bifurcante se volvió el cariño que la sociedad escuda sus temores con etiquetas y nos obliga a trazar líneas imaginarias, pero eso ya no me inquieta, desde que maldecirte mi nombre al saber que soy transexual aprendí a vivir sin darle importancia a las expresiones que ni tan solo me conceden respeto.
Extrañarte es el precio que he de pagar por ser diferente; pero al igual que tú, me quito el calor de los pies a escupitajos.

Te quiere, tu hijo.

Geocéntrico

Con lentitud, tus labios me rodean. Mi cavidad se quiebra y yo, implosionado, siento la mínima tristeza de saberme transexual. Adormiladamente, las dudas pretende reocupar un espacio que, restrictivamente, les he robado.
No me apena esta vida bifurcante. No hay competencia cuando tu miembro erecto me hace creer que el único geocéntrico soy yo.

Decisión

El crucero BIFURCANTE de mi destino me condujo a caminar ADORMILADAMENTE por encima de mi sentir IMPLOSIONADO. Diez mil emociones libraban una COMPETENCIA en mi corazón creando un cosmos GEOCÉNTRICO que me invadía con LENTITUD hasta dejarme sentada a la orilla de mi TRISTEZA recién nacida. La paz se consagró como un estadio difícil de REOCUPAR suspendida RESTRICTIVAMENTE para todo aquel que en su vida no se atreva a ser TRANSEXUAL.

LSM

Entre dos (Paco y yo)

Fue hasta la secundaria cuando volví a ver a Paco.
Lo distinguí a distancia. Geocéntrico, bebía una Coca-cola recargado en la pared de la tienda de la esquina, con su bola de amigos. Caminé con lentitud para que pudiera observarme. Teníamos 14. A él se le esbozaba algo de vello que no alcanzaba a ser bigote. Yo era casi plana y mi cabello corto apenas cubría las orejas.
Cuando sus cuates me miraron se rieron burlones y uno de ellos grito: ¡transexual! Yo me deslicé con indolencia hacia aquél, de frente, sonreí maliciosa para preguntarle retadoramente mientras lo miraba a los ojos. ¿Te gustan los hombres?, e indiferente mordí sus labios. Rematé mi venganza al susurrarle al oído ¿Quieres tocar bajo mi falda?
Paco ofendido, con tristeza mascullo ¡que poca madre! Su mayor estrella había implosionado ante sus ojos. Estaba acostumbrado a la competencia como cuando anduve con Juan, pero que apareciera de la nada para ofrecerme lo pusó muy mal.
Quería acribillarme con preguntas, pedirme explicaciones, pero solo me miró fijamente, tan fijamente que parecía invadirme por completo; devorarme silenciosamente. Tenía una bifurcante decisión: seguir ahogado en su temor de compartir o reocupar aquel lugar que algún día tuvo. Y aunque aquel pensamiento no cesaba de atormentarlo, se quedó callado.
Me retiré de su amigo y le volví la espalda para desaparecer altanera, pero Paco alcanzó a emitir una especie de gruñido que provocó la risa de sus camaradas. Yo reí también y señalé mientras me marchaba, Me saludas a tu prima.
En casa, casi a la media noche, varias piedritas daban justo a mi ventana. De reojo por un hueco de la cortina, lo miré como un vagabundo cubierto de miedo sin la arrogancia de los 10 pero con las mismas culpas. Fingí me había despertado y adormiladamente le abrí la puerta. Callada le hice subir las escaleras y lo metí hasta mi recamara. Sentada sobre mi cama me crucé de brazos y pregunté, ¿Qué haces aquí?
Siguió callado. Entendí eras más frágil, lo acurruqué. Recostados, restrictivamente aún estaba a su lado ahuyentando sus culpas; entre dos, siempre será más fácil.

Competencia

La COMPETENCIA se llevaría a cabo dentro de poco, hacía meses que los preparativos habían comenzado, parecía que éstos pasaban con gran LENTITUD, pero por fin había llegado el momento esperado.

Las butacas estaban dispuestas a media plaza, todos se acomodaron en donde pudieron mientras unos policías veían RESTRICTIVAMENTE a todos lados, como tratando de averiguar si alguien tenía malas intenciones. Si alguna persona iba a comprar alguna chuchería de las que ahí se ofrecían, debía volver lo más rápidamente a REOCUPAR su lugar, bajo el riesgo de perderlo.

Es espectáculo tan esperado comenzaba en ese momento. Un enorme proyector había IMPLOSIONADO un haz de luz que se fractalizaba en hilos de arco iris. En el centro un océano donde varios muñecos javaneses hacían acrobacias. Un escenario BIFURCANTE se extendía a izquierda y derecha de las butacas.

Por un lado la música acompañaba las acrobacias, en el otro los competidores se preparaban con las argucias necesarias para ganarse al jurado calificador.

Uno a uno los participantes fueron mostrándonos sus habilidades.

Después de un par de horas viendo saltimbanquis, músicos, acróbatas y bailarines nos recostamos ADORMILADAMENTE en los espacios que quedaban vacíos. Por fin el jurado calificador fue abucheado al declarar ganador a un TRANSEXUAL que brincoteaba por el escenario con un tu-tu de ballet hecho de papel crepé y unas medias de rayas horizontales, que había tratado de interpretar un soliloquio absurdo.

Con una guerra de hortalizas en ese pueblo GEOCÉNTRICO se comenzaron a vaciar las butacas, dejando un halo de TRISTEZA, lo que pretendía ser el evento del año en el pueblo, terminó convertido en una decepción generalizada mientras en la pantalla aún seguían proyectando los agradecimientos del ganador.

Los Girasoles

Recuerdo los girasoles con TRISTEZA. Toda la ciudad estaba tapizada de ellos. No sé si los recuerdo porque los vi o simplemente porque mi mamá siempre hablaba de ellos como algo que caracterizaba los buenos tiempos, esos que con LENTITUD se fueron llenando de novedades, tecnología, asfalto y humo. Los grandes baldíos de esos años se fueron ahogando RESTRICTIVAMENTE en mares de bardas y títulos inmobiliarios.

En aquellos tiempos, pensaba que mi barrio era el ombligo del mundo y nada más podía existir fuera de sus calles, jardines y girasoles. Recuerdo cuando vi aquella mujer enorme, elegante, extraña y de hermosura angelical pasar corriendo delante de mi casa como atleta de COMPETENCIA. Lloraba y en su gesto se dibujaba una desesperación que no había visto antes. Su llanto era mudo, aterrador. Se percibían sus lágrimas IMPLOSIONANDO calladas dentro de sus magníficos senos y rodando por sus temblorosos ojos verdes.

Buscó refugio en el quicio de mi puerta y de cuando en cuando asomaba la cabeza como viendo si alguien venía. No pude más, abrí la puerta y de un jalón la metí en mi casa. Se me quedó mirando ADORMILADAMENTE, como si saliera de una profunda pesadilla. Le hice una seña de que se callara y ella me agradeció con la mirada. Unos minutos después pasaron frente a mi ventana unos hombres armados con palos y portando gestos de odio inimaginable.

Cuando se fueron, ella lloró abiertamente y con voz áspera me dio las gracias. Salió entonces a REOCUPAR su espacio imposible más allá de ese hasta entonces GEOCENTRICO vecindario.

Hoy decidí en esta ruta BIFURCANTE, tomar el camino que me trajo a resguardarme en esta puerta. Rezo y espero que una mano salga y que me esconda por un rato. Quiero llorar de alivio, no de miedo. Pasaron los años y ahora es a mí a la que persiguen, a quien quieren masacrar a palos de intolerancia. No sé porqué me acuerdo ahora de los girasoles si hoy yo también necesito ayuda, yo también soy TRANSEXUAL.

Ejercicio 2: diez palabras

Buen día, compañeros talleristas. El ejercicio que se propone es muy simple:

Se presentan 10 palabras, que deberán utilizarse para redactar un texto de cualquier naturaleza (cuento, artículo, poema...). Dicho texto debe cumplir con todas las reglas de coherencia y lógica, si encima de eso se logra un texto entretenido ¡pues mejor! La otra condición es que las palabras deberán utilizarse tal cual se proponen, nada de conjugar verbos, ni usar plurales, o diminutivos.

¿Todos entendimos? Van las palabras:

  1. Tristeza
  2. Lentitud
  3. Transexual
  4. Geocéntrico
  5. Implosionado
  6. Adormiladamente
  7. Competencia
  8. Reocupar
  9. Bifurcante
  10. Restrictivamente
Y recuerden esto: lo más importante es divertirse con las letras, ¡a escribir!

Nuevos Talleristas

Atendiendo a las opiniones para la mejor administración de este espacio, replanteo la idea de los nuevos talleristas.

Se propone que el Taller crezca lentamenta.

Para comenzar, el grupo es compacto y se mantiene con los actuales escribidores y escribidoras. Cosa maravillosa porque, en proporción, es de los pocos lugares donde somos mucho más chicas.

Para admitir nuevos integrantes tenemos que irnos despacio. Quienes quieran participar y formar parte del taller tienen que ganárselo con buenos y constantes comentarios a lo que se va escribiendo y con el paso del tiempo, el colectivo puede acordar si alguien entra.

¿Qué les parece?

Biografia

¿La viste?

-Si, de allí vengo-

¿Y que te pareció?

-Tiene el pelo muy negro y los ojos grandes-

¿Pero es todo, no le notaste algo más?

-Si, note algo mas y me preocupa-

¡Que cosa por Dios dime que pasa, el doctor me aseguro que había nacido sanita!

-Tal vez no sea para alarmarse, pero se chupa el dedo, y ¿sabes? Me preocupa que me la vayan hacer tonta-

¿Tonta?

-Si mujer, que me salga muy inocentona la niña-

Despreocúpate con un padre como tú será de lo último de lo que hay que preocuparse.

Pero dime, ¿no le notaste nada?

-¡Ah! Te refieres al ¿dedito? Si lo vi lo tiene chueco como los demás-

Quiero que se llame Victoria

-Beatriz-

¡Victoria Eugenia!

-¡Tienes razón! Beatriz Eugenia…


¡Beatriz!

Perdón me perdí en la pregunta ¿que me pregunto doctor?

Te preguntaba de algún recuerdo que tuvieras de tu infancia que te haya marcado.

Pues no, la verdad no tengo recuerdos de mi infancia…

Bio kORana por JOA

Antes de morir
decidí renacer en tus ojos.

Parpadeaste
y tu lágrima de diosa
fecundó la cola de un cometa.

Ahí me trepé.

Como hálito de vana esperanza
Me aferré a tus hombros como loco,
¿lo recuerdas?

Lluvia de estrellas
implora calor humano
te baña en Jacuzzi sin espuma
y un olor a whisky te trepana
el último pedazo de besos que nos queda.

Copa de vino al suelo
confunde la sangre que se gesta.
Ocho patas de un monstruo
dentro de un acuario desértico
claman tu presencia
en ráfagas de espanto.

Paredes color grama
atosigan
tu mirada de volcán.
Don Goyo contempla tu evolución
y explotas de un orgasmo malnacido.

Un poco de sudor
restablece la respiración
del último querube,
un disparo celestial
de sus entrañas
hace temblar el firmamento
y la metafísica de su líbido
inyecta de semen angelical a mi madre.

Y nazco.
Soy Hard COREana por naturaleza.
Mis ojos rasgados
me convierten en espía
y tras el sosiego amor
descanso en paz.

Resucito al tercer día
y reencarno en tí,
suplicio de poeta malnacido
malaletreado insulso
promiscuo de las letras
malhabidas.

Me convenzo de amarte.
Me siento a tu derecha
y libro de tu entrepierna
el nectar rejuvenecedor
que me hace pensar en ti
en esta madrugada.

NO hay Paco que valga
soy un dragón circunspecto
quimera mutante y musical.

Soy el alacrán herido
mordiendo tu primer suspiro.
El alfa y el omega de tu existencia.

Muero en tus brazos
cediéndote
mi última información de espía,
mi última línea:

La de mis labios
acariciando tu corazón.

Asuntos de Etiqueta

Las etiquetas son importantes, pero en nuestro caso no las del ya empolvado e inútil manual de Carreño, sino las de las etiquetas que les pongamos a lo que escribamos en el taller. Creo que hasta ahora van muy bien y lo mejor es que cada quien ponga como etiquetas lo que mejor crea que define lo que escribió, pero propongo algunas etiquetas genéricas que, cuando se junten más cosas, nos podrían ayudar a buscar temas:

1. Propongo que en cada texto que escribamos una de las etiquetas sea nuestro nombre o pseudónimo (ejemplos B’Lorak, Angie, Fernanda, Sr. Durán, Lorena Sanmillán…).
2. Propongo que pongamos si es ejercicio o texto libre
3. En caso de que sea ejercicio, propongo numerar el ejercicio de que se trate (ejemplo, Ejercicio 1).
4. Propongo que, si se puede, clasifiquemos nuestro texto, cuando menos en narrativa o poesía.
5. En caso de que alguien proponga un ejercicio, la etiqueta sería Propuesta de Ejercicio
6. Textos como éste podemos etiquetarlos como Instructivo

¿Cómo ven? El resto de etiquetas, lo que se nos ocurra, esto no es limitativo, nomás son unas propuestas.

¿Se les ocurren más etiquetas genéricas? Pos en los comentarios ¿Va?

Nuevos Talleristas

La idea es ir haciendo crecer este Taller. No así nomás porque sí, sino de gente que le interese ejercitar esto de andar escribiendo garabatos. Propongo que, así como a mí me tocó invitar a los primeros, todos invitemos a quienes queramos que participen y sí aceptan los vamos sumando.

Podemos ir conociendo también gente que participe en los comentarios, como en tiempos de CdL y que poco a poco sumemos y les demos registro para que sean talleristas. Gente que nos deje conocerlas y, haciendo algo así como méritos con las letras, se van uniendo al grupo.

Cuando alguien quiera proponer a un nuevo tallerista puede bastar con que lo ponga en un post. Igual con la etiqueta de “Propuesta de tallerista”

¿Cómo la ven? ¿Alguien tiene más ideas sobre este tema?

¿De qué se trata esto?

Pues es un taller improvisado pero con mucho cariño. La idea es que escribamos, leamos y opinemos.

Sin muchas reglas ni mucho rollo, sólo seguir en lo que hacemos todo el tiempo, pero teniendo un lugar donde hacerlo juntos.

Creo que el ejercicio uno Salió de maravilla, de algún modo la gente está entrando. Más de 1000 visitas en dos días está padre y todo es gracias a ustedes.

Mi propuesta es que no todo sea ejercicios, cuando alguien quiera escribir cualquier cosa o iniciar una discusión de lo que sea acá está un espacio.

Creo también que estaría bien que todos propongamos ejercicios y les demos seguimiento, que convoquemos más gente, que digamos qué sigue y le demos rumbo.

Propongo que este post lo aprovechemos para poner propuestas sobre cómo organizar y utilizar entre todos este taller. Aunque sean pocas, pongamos entre todos las reglas básicas. Bueno, pero voy a dividir el post de propuestas en tres, reglas básicas, invitados y etiquetas. Opinen plís.

Y bueno, de hecho para empezar, ¿Quién se anima a proponer el ejercicio 2?

Biografía NO autorizada de JOA

JOA fue mal hablado y tuvo mala letra desde que empezó a escribir; por más caligrafía fue inevitable. Su mal comportamiento lo hizo abandonar la escuela al tercer reporte en el quinto grado, y desde entonces tiene una obsesión por las mujeres obesas; representan en su mente los traumas escolares y maternales, porque también sufrió mal de Edipo y del ipo, tenia tanto ipo que se comió un Aipo y desde entonces canta todo el día. Por eso se hizo músico y grabó un disco con su grupo “ME VALE MADRES”, pronto el Hit de Mámamela todita cobro éxito en todos los antros Gay, donde conoció a un jermano teporocho y se hicieron pareja. Ya como pareja pronto tuvieron muchos problemas: el sexo era malo, por lo que se busco una mujer; con ella aprendió a meter mano a la primera y se hizo de los dos bandos.
Como le excita el exhibicionismo, gustaba de andar desnudo en los baños públicos de aerolíneas pequeñas, y darle amor a quién se pueda; así, disfrazado de conserje suele tener momentos de lujuria tres veces a la semana con azafatas y todas las noches con su jermano: es ser un ser insaciable.
Perdido por el sexo un día encontró una página web, donde le prometían una sesión de masaje con servicio integrado de una escritora, pensó ponerle fin a su mala letra mientras aquella hermosa mujer le profanara con su boca el amor a su querubín, la punta de su lengua quizás podría borrar el olor de su verdadero amor; una coreana de piernas hermosas y ojos enigmáticos. Pero aunque ha probado olor y sabores de todos los bandos, lo cierto es… que sigue embriagado por aquella espía y no ve la hora de meterle mano, para revolver sus dedos en la húmeda de su cuerpo y recargarla sobre su pecho para que sienta toda la fuerza que viene cargando.

Autobiografía imaginaria

Tener sexo o armar un rompecabezas, eran las dos opciones que tenían mis padres esa noche de octubre de 1972. Con diez hijos a cuestas, eligieron lo segundo; sin embargo nací ocho meses después. A su edad, les costó trabajo, pero armaron el contorno. Llegaron mis hermanos y agregaron piezas de presente. Abuelos y tíos le pusieron de pasado.

Algunos primos colaboraron con fracciones de caos. Maestros de diversos grados hicieron lo propio con el segmento de educación; destacando algunos trozos de habilidades e incapacidades. Los amigos y sus valores formaron mi propia escala. Los amores colocaron lo mismo sonrisas que lágrimas. Mis sobrinos, con sus manos pequeñitas, situaron los milagros. La Muerte ha llenado mi espectro multicolor con profundos negros e intensos blancos.

Persona a persona se forma mi esencia, pues de cada una que conozco extraigo una pieza. De aquélla inteligencia, de la otra ternura, de alguien más neurosis y de aquél paciencia. Entre los fragmentos de ellos va surgiendo un todo absurdo y polifacético. Pues cada vez soy más yo, al mismo tiempo que voy siendo un poco de todos ellos.

Arquitecta, escritora, diseñadora, cocinera. Hija, tía, amiga, sobrina, nieta. Ignorante, desquiciada, sarcástica, soberbia. Creativa, culta, arrogante, débil, etérea, imperfecta. Cada día le sumo piezas a mi vida. Y a mis treinta y tres años, cada noche duermo con el temor de no encontrar más piezas y transitar por la vida eternamente incompleta.
Lorena Sanmillán

Poeta a la sazón

Restando dieciséis primaveras a la fecha actual, me da un resultado con el que hoy puedo dividir y multiplicar veintisiete letras: Hablemos claro.
Tenía tres años de edad cuando, al irse el cartero, mis dedos rozaron por primera vez las palabras escritas que ofuscaron mi adicción a las faldas de mi madre, bautizando así mi gusto por la literatura, que en aquél tiempo, ejercía sonriente con puntitos y rayitas de colores en la pared. Algunas cosas se realizan con altura gracias a que antes nacieron bajo las fauces de la inquietud, así como esa punzadita en el estomago, que curiosamente sentí al tocar parte del remitente del aquel paquete qué, aunque teniendo otro destinatario finalmente sería de mi propiedad: Reader's Digest Selecciones. Una colección de cuentos infantiles.
Desde ese día me propuse aprender otro idioma, así llamaba yo a mi empeño por aprender a leer, algo que a la vuelta de un año dominaba modestamente, disfrutando así, a patadas de ahogado, el cuento de Caperucita Roja, Pulgarcito y El Príncipe Rana.
De aquello días conservo los libros, también la inquietud de una niña de preescolar, sólo que ahora presumo a voz en cuello tres cosas: Mis manos sostienen cualquier libro, a Caperucita la salvé del lobo, enviándola con su madre cuando conocí a García Márquez , y lo mejor de todo, que ahora sí soy bilingüe; hablo español y puras pendejadas.

Esa soy yo, una grosería bien educada, que de vez en mes, escribe poesía.

¿Nada más el que lo lea?

Me contaron que nací un dos de febrero. Dicen que mi parto fue tan complicado que mi madre gritaba como loca cada que mis intentos por salir le provocaban un espasmo. Alguien me aseguró incluso, que entre más se dilataba su cuerpo para parirme, más groserías gritaba y mayor era su llanto. Creo que ese fue mi karma, chingar a la madre de la cuna a la sepultura.

Tuve una infancia feliz. Tanto, que no hubo escuela, internado ni reclusorio que me soportara. Fui expulsada de todas las instituciones académicas posibles. Todo comenzó por casualidad, pues aunque canija siempre fui, en mis primeros años trataba de contenerme. La puerca torció el rabo cuando, allá por mi octavo aniversario, alguien tuvo la brillante idea de escribir en uno de mis inmaculados cuadernos la graciosa leyenda de “PUTO EL QUE LO LEA” y después una niña entrometida me delató atribuyendo a mi ingenio, aquella disparatada sentencia. Me gané un prestigio de mal portada que después, con mis propios méritos, me encargué de honrar. Naturalmente, no pasó mucho tiempo antes de que me expulsaran de aquella escuela.

Algunos creen que esa expulsión fue porque escribí mi famosa frase en la oficina de la dirección, pero la verdad es que eso no lo hice yo, a mi me cacharon infraganti agregando a aquella oración y con tinta colorada, “…PERO MÁS PUTO EL QUE LO ESCRIBIÓ”. Me achacaron el crimen completo.

Nunca supe quién fue el verdadero autor de las obras literarias que marcaron mi vida, pero al menos a la condenada niña que me delató aquella primera vez, juré matarla. Todavía conservo la bala y la pistola que robé a mi abuelo justo el día antes de mi expulsión y de que me llevaran a vivir tan lejos. Aun la conservo pues no pierdo la esperanza de que la vida me deje cobrar esa cuentita pendiente…

Biografía en cuatro tiempos

Primer tiempo

Abrí los ojos. Observe el cielo, las nubes bailaban con la humedad azul, la tibieza de mi piel anunciaba la vida, mis pupilas trastocaban el desierto, la soledad, el vacío… sólo nada conocí al nacer.

Segundo tiempo

Mi madre con sus dedos toco mi frente, anuncio mi llegada, con el titulo de mujer me corono, en mi cara escribió en gestos su historia, me entregó el libreto a seguir y memorizar: la risa discreta, la mirada furtiva, las manos serenas con la ternura invicta.

Tercer tiempo

Mi padre entró a mis ojos, en su búsqueda encontró lo que no conocía, pero me dio una fortaleza impuesta, lagrimas de hielo ocultas en mi ira. El patriarcado me esculpió en el mármol femenino.

Cuarto tiempo

¡Se han ido! caminaron sus vidas, ya no toman mis manos para llevarme en sentido contrario a lo que son o soñaron ser.

Ahora desnuda, en el abismo sin tiempo, sin plantas, ni viñas, la locura me abre una yaga, la saliva amarga de entre los dientes sale, gotas saladas ahogan mi garganta.

El insomnio cuida mi cadáver, yo que no termino de morir tengo en espera mi tumba abierta. La cobija son las letras, las pesadillas oscuras mi materia, debo escribir para extinguirme a cuenta gotas, porque es ahora cuando la vida vale la pena.

Ejercicio uno.

Autobiografía imaginaria.

nazco
siento
silente corazón latiente

bebo
lloro
andaré la vida con aplomo

campos
cedros
respiro el silencio venidero

vuelo
cambio
desnudo el ayer del desencanto

lamen
sangre
colmillos en silencio que me maten

años
pasan
el tiempo para mi es más que nada

tiento
bebo
tu cuello para mi no es un misterio

muerdo
chupo
banquete es para mi el mundo entero

solo
quedo
ya no hay de quien beber hay sólo huesos

Puto el que lo lea.

Tenía 8 años cuando comencé a escribir. Cogí el cuaderno de mi compañera de banca y escribí “PUTO EL QUE LO LEA”; lo escondí dentro de sus útiles para después delatar con el profesor el florido lenguaje de ella: Camila. Harta de sus burlas fue mi forma de ponerle fin, y aunque lloró incesantemente nadie la libró de un reporte. Camila me amenazó de muerte pero yo le enfaticé mi descaro: “Soy mas lista que tú, no pierdas el tiempo, eres… una boba.”
La riña continuó unos días después, pero nadie como yo para el drama, así que ante las múltiples acusaciones, resbalé sobre mis mejillas lágrimas y recordé el indicio del mal comportamiento de Camila; esa era su suerte: ser la grosera y mentirosa del salón.
En quinto grado me enamoré de su primo, quien ingresó al colegio por un cambio de casa. Paco era un niño pelirrojo y bravucón, travieso y muy guapo; cuando Camila intuyó mis intenciones quiso prevenirlo pero… nadie como yo para coquetear. Paco y yo fuimos novios casi tres semanas, nos animo el poder compartir secretos, yo le confesé ser la mente criminal de todas las fechorías imputadas a su prima; él ser la causa de que sus padres se divorciaran. Cargados de culpa nos dimos nuestro primer beso.
Paco resultó tener una mente más perversa que la mía; ideó dejar huella de su coraje y juntos pintamos en la puerta de la dirección: PUTO EL QUE LO LEA, como sello de su prima. Camila había ido demasiado lejos, se fue suspendida por dos semanas. A Paco le dio miedo compartir y se interesó más por el béisbol, yo fingí poca importancia y me hice novia de su amigo Juan. Aprendí, quién quiere ser culpable vive al limite sus culpas y quién quiere escribir, aunque sea en las bardas es un buen inicio.

Generación Equis

Hay quienes nos dicen Generación Equis. No sé. Cuando lo escuché por primera vez me sentí ofendida. Como si esa letra definiera mi tiempo y espacio. Incógnita, afrenta, inanidad, tache, superficialidad. La equis como a las reses o como signo de Caín delimitó, en una precaria letra, las características que injustamente atribuían a mi generación.

Muchas veces me ha tocado escuchar sentencias categóricas del tipo: Los jóvenes de hoy ya no leen, ya no escriben, ya no se preocupan. Los jóvenes de hoy navegan por la vida sin vivirla, pegados a aparatos inverosímiles y ajenos a toda realidad. Somos la generación equis porque, a juicio de quienes nos bautizaron, ya nada nos importa.

Para desmentir esas calumnias, desde este espacio, un grupo de chavas y chavos equis fundamos este taller y emitimos la correspondiente

CONVOCATORIA

Este es un taller que convoca, con el pretexto de celebrar a nuestra generación, a demostrar que tenemos mucho por decir y que contamos como aliadas y herramientas, con letras y palabras. Demostrar que somos superficiales porque vivimos a flor de piel, pero que profundizamos, que creemos, que amamos, que reflexionamos, que proponemos, que decidimos y que lo hacemos muy bien.

Este es un taller que convoca, con el pretexto de ejercitarse, a escribir compulsivamente. El pensamiento es un don maravilloso, dejar constancia de él es lo mejor que podemos hacer para honrarlo. El truco es que escribamos, que nos critiquemos, que leamos, que aprendamos. Ejercitar la escritura es la única forma de pulirla.

Este es un taller que convoca, con el pretexto de amistarnos, a conformar un colectivo. Aquí muchos de los que hemos manifestado el gusto por escribir tendremos abierta una cuenta para subir a la red nuestras ideas, nuestros textos, nuestras cuitas, nuestros desvelos. En etse taller cada quién sube lo suyo, sin gurú, moderador, coordinador, superior ni juez. Todos somos talleristas, pero todos tenemos también el derecho pleno de hacer y recibir crítica constructiva desde la porra hasta el porrazo.

Este es un taller que convoca, con el pretexto de vivir, a honrar la literatura. Las letras no han de morir, acá la propuesta es que exploremos todos los géneros y sobre ellos discutamos. Habrá narrativa, poesía, crónica, crítica, guión… Cualquier asunto del que quieran escribir, es cosa sólo de ponerle la etiqueta adecuada.

Este es un taller que convoca, con el pretexto de la juventud, a tomar riesgos. Atrevámonos a inventar, a contradecir, a renegar. Inventemos una nueva literatura, hagamos olas, fundemos corrientes. Propongamos caminos para que una nueva forma de hacer letras sea compatible con los submundos maravillosos de una realidad virtual en crecimiento.
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MECÁNICA

Para formar parte de este taller es necesario simplemente ser invitado por cualquiera de sus miembros y votado por dos más de ellos, hecho lo cual, se dará de alta al nuevo tallerista para que pueda comenzar a postear.

Todos los talleristas podrán escribir lo que gusten y cuando gusten, sin mediar autorización previa ni mucho menos, con el único compromiso de colaborar con algún texto cuando menos una vez al mes.
Si tienen ganas de escribir algo y compartirlo aquí, tendremos todos el chance de aplaudirlo o criticarlo. No importa que sea algo previamente publicado en sus respectivos blogs.

Cualquier miembro o en su caso invitados, propondrán ejercicios de convocatoria abierta a todos los que estén en el taller. En las propuestas dirán las instrucciones del ejercicio. Participará libremente quien deseé hacerlo. Cosas para que el cerebro también haga gimnasia y encaminemos esfuerzos en sentidos claros.
Esté taller está en construcción y la talacha es colectiva. Se acetptan en este blog propuestas de cómo hacerle para que funcione mejor para todas y todos.

Así pues, damos por inaugurado este espacio abierto a todos los que se consideren como parte de ésta, una generación a la que una letra le queda corta. ¿Quiénes somos? La generación del control remoto, del MP3, del Play Station, del Hotmail, de la Banda Ancha, del GSM. La generación de la literatura inmediata, electrónica, fortuita, bella. La generación de la blogosfera.

Somos pues las hijas e hijos del siglo XXI y venimos partiendo plaza…

Besos
Una X