-¿Y esto que es?-
-La prueba señor que me pidió-
-Pensé que el señor los reconocería-
-Yo no te pago para que pienses, te pago para que obedezcas mis órdenes. Mira Topo Gigio, voy hacer como que esta conversación nunca la tuvimos, vas a salir por esa puerta y cuando regreses a verme, vienes con una prueba. ¿De donde la vas a sacar? Ese es tu pinche problema.-
El automóvil se detuvo al filo de la carretera, el día iluminado por el sol de marzo y el río repuesto de los vacacionistas. No había una sola alma en los alrededores. Él descendió y camino hacia la cajuela, la abrió. El sol la cegó solo pudo distinguir la silueta que sostenía con una mano la cajuela.
-No te asustes ¿sabes nadar?-
Aturdida por el tiempo que llevaba encerrada además del susto, lloriqueo intentando responder, pero la cinta adhesiva con la que le cubrió los labios se lo impedía, así que respondió asentando la cabeza varias veces.
Así que la tomo entre sus brazos, era mucho más alta que el pero aun así podía sostenerla, era la primera vez que la tenía tan cerca, que podía oler su aroma, rozar su piel, sentir el calor de su cuerpo tembloroso.
Tomo el pie derecho lo acaricio con sus manos regordetas y pequeñas, acaricio el talón y el empeine, con la mano derecha recorrió los dedos y las uñas, con la yema de los dedos acaricio el arco del pie y ella respondió inmediatamente.
Sin mirarla siquiera pero completamente absorto en los pies tomo el pie izquierdo y lo acaricio de igual forma. Con las manos hacia atrás ella se sostuvo de la piedra y dejo caer la cabeza mientras tensaba las piernas y cerraba los ojos.
Se acerco aun mas a los pies, siempre pensó que la muerte olía bien, pero en ella el olor era perturbador, imagino que podría vivir sometido a esa fragancia de por vida, un calor recorrió sus ingles de arriba abajo y le provoco una erección, entonces sin pensarlo mucho se bajo el pantalón así como los calzoncillos y abrió las piernas dejando al descubierto su sexo, con las dos manos atrajo los pies tensos y morados del vientecillo helado y froto con la planta de los pies su pene dolorosamente erecto.
Lo fue llevando poco a poco y sin el darse cuenta soltó los pies y se sostuvo con las dos manos abiertas sobre la alfombra de piedras de río.
Ella abrió los ojos, coloco las manos sobre la cintura y en perfecta posición con la espalda recta, fue moviendo las piernas, las rodillas y los pies, arriba, abajo, arriba, abajo.
Por fin se fue recuperando abrió los ojos lentamente solo para encontrarla sentada frente a el. Se subió los calzoncillos y el pantalón, tomo las zapatillas y le tendió la mano derecha. Y caminaron a la orilla del río.
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-Comandante el cabrón de la bodega era el Topo Gigio, lo encontramos encuerado y amarrado a una silla todo madreado con unas puntas de ballet amarradas a los huevos y el pito, dentro de la boca le pusieron la foto de unos pies.
De seguro es un mensaje Comandante pero nadie sabe que chingados significa…-
-¿Dime que sabes nadar? Tienes que llegar solita al otro extremo del río. Ahí quiero que me esperes, yo iré a buscarte en dos días, te juro por está que estoy allí en dos días…-